
Historia de Raquel
Walter tenía un año y nueve meses cuando Daisy nació. Sabía que era su hermana, pero era demasiado pequeño para entender el concepto. Lo que, a su vez, significó que tampoco sufrió celos, afortunadamente. La que lo pasó mal fui yo al tener un segundo hijo. Me aterraba que Walter se sintiera apartado. Hubo una época en la que lo único que me escuchaba decir era “No, Walter”, “Ahora no, Walter” o “No puedo”. Me sentía fatal por no poder prestarle la misma atención que a su hermana, pero Daisy me necesitaba.
Las cosas también son diferentes desde el punto de vista práctico. Más cosas que lavar y horarios de comidas y de sueño diferentes. Y mi pareja trabaja a jornada completa (cuando solo teníamos a Walter trabajaba a media jornada), así que no estoy segura de que entienda la locura que vivo cada día. ¡Por eso la cena no siempre está lista y no está hecha la colada! Esas cosas no importan. Cuando Daisy está durmiendo, mi única prioridad es prestarle a Walter toda mi atención durante el mayor tiempo posible. Se lo merece y nos hace felices a los dos. El cochecito doble también fue de gran ayuda. Lo pospuse durante un tiempo, pero luego conseguí uno de segunda mano y la verdad es que ha hecho que moverse fuera de casa sea mucho más fácil, sobre todo con el perro.
Ahora Daisy tiene 9 meses y Walter acaba de cumplir los temibles dos años. Al principio pensaba que solo estaba siendo travieso porque no le prestábamos suficiente atención. Pero enseguida me di cuenta de que no era por eso: se ha convertido en un trasto porque tiene dos años. No porque tiene una hermana. Así que ya no me siento culpable; para ser sincera, no tengo tiempo para eso. Simplemente, vivo con ello. ¡Es lo que tienes que hacer cuando eres madre de dos niños!